Muchas personas saben que “algo les pasa”, pero no saben exactamente qué sienten. A veces hay una mezcla de nervios, presión en el pecho, apatía o confusión. Otras veces es una sensación difusa: “estoy raro”, “me noto extraño”, “algo me incomoda pero no sé qué”. Identificar las emociones es una habilidad esencial para regularlas y sentirnos mejor. Esta guía te explica, paso a paso, cómo funciona el proceso emocional y cómo desarrollar una verdadera alfabetización emocional.
Por qué a veces cuesta tanto identificar lo que sentimos
Saber lo que uno siente parece algo simple, pero la realidad es que muchas personas no han aprendido a poner palabras a su mundo interno. Algunas razones frecuentes:
- Educación emocional escasa: de niños nos decían “no llores”, “no te enfades”, “no exageres”.
- Infancia con invalidación emocional: nuestras emociones eran ignoradas o ridiculizadas.
- Familias evitativas: donde se evitaba hablar de lo que se siente.
- Supervivencia emocional: en contextos difíciles, sentir no es seguro y el cuerpo aprende a desconectar.
- Estrés y prisa: vivimos deprisa y sin espacio para observarnos.
- Desconexión corporal: si vives en tu mente, las señales del cuerpo pasan desapercibidas.
No poder identificar emociones no significa estar roto. Significa que nadie te enseñó.
Qué significa realmente “identificar una emoción”
Identificar una emoción no es solo ponerle nombre. Es un proceso completo que implica:
- Notar la sensación física.
- Observar el impulso o energía que trae la emoción.
- Entender el mensaje o necesidad que hay detrás.
- Nombrarla con el vocabulario adecuado.
Una emoción bien identificada es una emoción que empieza a regularse sola. Las emociones se calman cuando se sienten y se nombran.
El cuerpo como mapa: dónde se sienten las emociones
Las emociones viven en el cuerpo. Este es el mapa más habitual:
- Miedo: estómago encogido, pecho cerrado, piernas inquietas.
- Ansiedad: aceleración del pecho, respiración corta, hormigueos.
- Ira: calor, tensión en mandíbula y hombros, energía para “actuar”.
- Tristeza: peso en el pecho, ganas de llorar, recogimiento corporal.
- Alegría: apertura del pecho, respiración fluida, energía expansiva.
Identificar emociones empieza siempre en el cuerpo. La mente se entera después.
Las emociones básicas y cómo diferenciarlas
Las emociones básicas suelen agruparse en:
- Miedo
- Ansiedad
- Ira
- Tristeza
- Alegría
- Asco
- Sorpresa
Cada una tiene un mensaje adaptativo. Por ejemplo:
- Miedo: “protégete”.
- Ira: “defiende tus límites”.
- Tristeza: “pide apoyo o procesa una pérdida”.
Diferenciar emociones parecidas
Miedo vs ansiedad
- Miedo = amenaza concreta.
- Ansiedad = amenaza anticipada.
Ira vs frustración
- Ira = alguien ha cruzado un límite.
- Frustración = algo no sale como quieres.
Tristeza vs agotamiento emocional
- Tristeza = procesar algo perdido.
- Agotamiento = saturación emocional y mental.
Diferencia entre pensamientos, sensaciones y emociones
Muchas veces creemos que estamos identificando emociones, pero en realidad estamos describiendo:
- Pensamientos: “no voy a ser capaz”, “soy un desastre”.
- Sensaciones corporales: “tengo presión en el pecho”, “me tiemblan las manos”.
- Emociones: “miedo”, “ira”, “tristeza”.
Entender esta diferencia es clave para la regulación emocional.
PASO A PASO: Cómo identificar una emoción
1. Pausa
Para unos segundos. Cierra los ojos si te ayuda.
2. Observa tu cuerpo
¿Qué músculo está tenso? ¿Dónde sientes calor, presión o nudo?
3. Describe la sensación
“Siento un nudo”, “Siento presión”, “Siento agitación”.
4. Observa el impulso
¿Quieres huir? ¿Llorar? ¿Gritar? ¿Callarte?
5. Pon un nombre aproximado
No hace falta acertar a la primera. Basta con probar:
“Creo que esto es miedo”, “Esto parece tristeza”, “Esto podría ser frustración”.
6. Valida lo que aparece
“Tiene sentido que me sienta así”.
Ejercicios prácticos para identificar emociones
1. Escáner corporal emocional (3 minutos)
Recorre tu cuerpo de pies a cabeza y busca zonas activas.
2. Diario emocional
Escribe cada noche: qué sentiste, dónde, qué necesitabas.
3. Rueda de las emociones
Selecciona una emoción primaria y avanza hacia emociones secundarias más precisas.
4. “Si esto tuviera una emoción, ¿cuál sería?”
Úsalo cuando solo tienes sensaciones o pensamientos confusos.
5. Respiración + nombrarla
Respira suave y di: “Estoy notando X”. La intensidad baja sola.
Ejemplos cotidianos
“Tengo un nudo y no sé qué me pasa”
Suele ser miedo o ansiedad anticipatoria.
“Estoy irritable, todo me molesta”
Puede ser frustración o tristeza no expresada.
“No siento nada, estoy desconectado”
Es hipoactivación: desconexión típica del estrés o trauma.
Cuando no sentir es una forma de protegerse
Si durante la infancia sentiste que tus emociones eran peligrosas, intensas o que “molestaban”, tu cuerpo aprendió a desactivarlas. Las emociones se congelan para sobrevivir.
Volver a sentir es un proceso gradual, seguro y acompañado.
Profundiza más en la regulación emocional
Puedes ampliar esta lectura en la página pilar del clúster: Emociones y regulación emocional: guía completa.
Cuándo pedir ayuda profesional
Considera buscar apoyo si:
- Te cuesta identificar cualquier emoción.
- Te desconectas o entras en bucles de ansiedad.
- Evitas sentir porque te asusta perder el control.
- Hay historia de trauma, abuso o invalidación emocional.
También puedes consultar el siguiente recurso verificado de Mentes Abiertas Psicología: Regulación emocional: qué es y cómo mejorarla .
Preguntas frecuentes
¿Es normal no saber qué siento?
Sí. Le ocurre a muchísimas personas. Es una habilidad que se aprende.
¿Puedo aprender a identificar emociones si llevo años desconectado?
Absolutamente sí. Con práctica y, si hace falta, acompañamiento profesional.
¿Nombrar una emoción ayuda a regularla?
Sí. La neurociencia muestra que poner palabras reduce la activación de la amígdala.
¿Las emociones se identifican pensando?
No. Se identifican sintiendo primero y nombrando después.
Aprender a identificar tus emociones es el primer paso para vivir con más claridad
Si te cuesta poner nombre a lo que sientes, no es que estés fallando: es que no te enseñaron. La buena noticia es que se puede aprender, y tu relación contigo mismo puede cambiar profundamente.
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